Profesor Doctor JOSE C. TOLEDO Al cumplirse veinte años de su fallecimiento, su esposa, hijos y nietos lo recuerdan con entrañable amor. Fue ejemplo de una personalidad consecuente con los más altos valores morales y humanitarios que hizo extensivos a sus pacientes acercándoles su asistencia incondicional y su afecto. Médico pediatra y docente ejemplar, se destacó como integrante del cuerpo médico del Sanatorio Británico donde fue miembro fundador del Instituto de Medicina Infantil, como profesor universitario, y como Jefe de Sala en el Hospital de Niños Víctor J. Vilela donde hoy una de sus Salas lleva su nombre. Rogamos a quienes lo conocieron eleven una oración a su querida memoria.

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Al cumplirse treinta años de su fallecimiento, sus hijos, hijas políticas, nietos y demás familiares honran su memoria y la permanencia de los dignos valores morales y humanitarios que guiaron su persona. Desde su graduación como médico se dedicó al cuidado de la que sería, a lo largo de su vida, una de sus pasiones: la niñez. Su personalidad austera y recatada se trasuntó siempre por una cuidadosa y responsable atención de los niños que estaban bajo su cuidado, por lo que recibió como respuesta, el trato respetuoso y agradecido de sus padres. Estudioso permanente y actualizado de cuanto conocimiento pudiera contribuir al perfeccionamiento de su disciplina abrazó, desde joven, la carrera universitaria en la que, como mérito propio fue obteniendo por concurso todos los cargos que constituyen el escalafón docente hasta llegar a ser designado por opinión unánime del jurado Profesor Adjunto de la Cátedra de Pediatría de la Faculta de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario. Fue galardonado como Maestro de la Medicina. También su carrera sanitaria se vio jalonada con distintos cargos hasta ocupar la Jefatura de Sala del Hospital de Niños Víctor J. Vilela, la que ejerció con ejemplar dedicación. Hoy, una de las salas de ese hospital lleva su nombre como reconocimiento a su trayectoria en la institución. Contribuyó además, desde todos los medios y lugares, a divulgar los conceptos de medicina preventiva hacia todas las escalas de la población. Tuvo también activa labor en actividades científicas, como académico de la Academia Americana de Pediatría, la Sociedad Argentina de Pediatría y la Sociedad de Pediatría de Rosario, de la que fue su presidente. Participó, además, activamente en importantes congresos y seminarios de la especialidad tanto en el país como en el exterior. En la actividad privada se desempeñó en el Sanatorio de Niños y luego, durante treinta y ocho años en el Sanatorio Británico hasta su retiro. Médico sanitarista y docente ejemplar fue además, un hombre recto, bueno, generoso y culto, esposo y padre cariñoso, y un ciudadano cabal, de profunda fe democrática, y su paso por la profesión y por la vida, trazó marcadas huellas por las que hoy transitan seguros sus familiares, amigos y discípulos. Su espíritu pródigo inspira nuestro amor y respeto, siempre presente. Sus familiares ruegan una oración a su querida memoria.

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Profesor Doctor JOSE C. TOLEDO . Quince años de su fallecimiento. Su esposa, hijos, hijas políticas y nietos honran su memoria y la afirmación de los valores morales y humanitarios que guiaron su vida. Médico Pediatra, se dedicó a la atención responsable de la niñez, su pasión. Maestro de la Medicina. En su labor docente como profesor universitario, tuvo la libertad para el libre desarrollo de sus inquietudes que plasmó en realizaciones. Miembro de diversas Sociedades Científicas del País y del exterior, sus trabajos fueron presentados en distintos Congresos y Seminarios. Con ejemplar dedicación se destacó en el cargo de Jefe de Sala en el Hospital de Niños Víctor J. Vilela. Hoy una de sus Salas lleva su nombre. Estaba dotado de esa bondad que completa el saber. Fue el reconocimiento a su trayectoria en esa Institución. Miembro fundador del Instituto de Medicina Infantil del Sanatorio Británico en el año 1955, se desempeñó allí con igual entrega durante treinta y siete años hasta su retiro. Hombre íntegro, como ciudadano demostró profunda fe democrática y severo sentido del deber. Su espíritu pródigo inspira nuestro amor y respeto, siempre presente. Sus familiares ruegan una oración a su querida memoria.

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